DECLARACIÓN
Hoy, en el día de cualquier año, en el año de cualquier siglo, en mis
plenas facultades mentales y físicas, y asumiendo cuanto vivo y escribo…
Confieso que me declaro… Culpable.
Culpable de todo lo que no hice. de todo lo que no he visto ni oído,
de las palabras que no dije a tiempo y de las otras que nunca aprendí.
Me preocupé por cosas que jamás sucedieron, aunque pasé gran parte de
mi vida en sitios equivocados, en horas equivocadas, con gente equivocada.
Declaro, que llegué a todas las citas, que no estuve nunca antes en
ninguna parte, que encontré la primavera florecida, la tierra repartida y el
cielo prometido.
Que todo lo que tengo es menos que lo que me falta, que lo que creía,
no lo creí después y cometí el peor de los errores: soñé un mundo de
pesadillas.
Declaro también que no hay nada más cierto que nuestro pasar por la
vida. Ni nada más falso que nuestra vida al pasar.
Que es feliz aquel que no quiere nada, que no sabe nada. Que no se
pregunta nada y que no se da cuenta de nada.
Que de una mano temblorosa puede caerse el amor que hay en ella. Que
todo lo que no se da, no se acumula, se pierde.
Que todos somos al fin y al cabo, esclavos de algún vicio o de alguna
virtud.
“Dios nos
creó y nos dio talento para utilizarlo, no para enterrarlo”
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